Me
sujeté en su pecho mientras todos los de aquel restaurante, nos observaban
curiosos y risueños. Los más atrevidos soltaban un ‘llévatela al baño y hazla
mujer’ y los más gilipollas ya se pasaban con las guarradas que decían por la
boca. Miré por la ventana, el final de la calle. Iván y Mandy seguían hablando.
Él con un cigarro ya muy gastado y prefabricado por él, y ella con un aspecto
triste, y a la vez melancólico. Mario me cogió de la mano, y fuimos a pagar
mientras ellos dos hablaban.
-¿Qué
fue de nosotros?-Oí que decía Amanda mirando hacia Iván-Has cambiado.
-Hemos
cambiado.-Le contestó él calando hasta el último humo de ese apestoso cigarro-A
lo mejor lo nuestro nunca iba a llegar a nada. O la tensión que teníamos era sólo
sexo.
-Normal
que te digan que eres un cerdo.-Dijo ella cabizbaja-Yo no he llegado a pensar
que lo nuestro era eso.
-Pues
yo sí.-Dijo acercándose a nosotros-Yo si he pensado que lo nuestro era, aquí te
pillo, aquí te follo, princesa.
-Eres
un cínico.-Dijo levantando la mano para soltarle un guantazo de los suyos.
-Eh,
eh.-La aguantó Mario-Aquí no, coño. En la calle.-Me eché a reír.
-Calla
que te lo va a dar a ti, imbécil.-Dije por lo bajo-Va Man, ¿qué te ha dicho?
-La
verdad.-Contestó rápido Iván.
-Pues
no le creas.-Cogí a Mandy de la mano y la abracé-A veces lo que para él, su
boca dice que es la verdad, su corazón dice que es la mentira. Ignórale, no
merece la pena que te enfades ni te enfurruñes por alguien como él. Es el
típico de los típicos. Cuando pasas de ellos, es cuando te hacen caso, créeme.
-¿Y
si siento algo por él, de lo que me he intentado convencer que no lo siento, y
se va a escapar en el momento más tonto?
-Pues
sí se te escapa, se te escapó. Conozco a este gilipollas desde parvulario, y sé
que tiene más sentimientos de los que aparente tener. Es sólo que no sabe
comportarse con alguien que le gusta, y actúa así. Como un retrasado mental.
-Me
parece bien tu conclusión.-Dijo Mandy riendo.
-A
mí que sonrías. No estés mal por alguien como él, y mucho menos le demuestres
que lo estás ante sus ojos. Si te dijera yo, que antes de que se acabe el verano,
este de aquí se ha enamorado de ti, acertaría. Porque es la verdad.
-Te
quiero, tonta.
-Y
yo a ti, imbecila. Pero a veces debes de pensar que los tíos son así. Que este
es solo uno de los muchos que te vas a encontrar por tu vida, y que a lo mejor,
este no es para siempre. Pero estoy segura que llegará alguien, que lo será
hasta el fin de tu vida.
-¿Y
tú?-Dijo cambiando la cara sin apartarse de mí-¿Qué te traes con Manolo?
-¿Manolo?-Reí-Hacia
tiempo que no le llamaba así-Sonreí-Nada especial que no sea una amistad.
-Sí,
sí. Ya, ya. A alguien le gusta Mario…-Nos reímos.
-Eres
una cotilla.
-Igual
que tú, ¡por eso somos amigas!-Me reí.
-¿No
era porque nos queríamos?
-No,
no.-Dijo segura-Es porque somos idénticas. ¿Quién si no iba a aguantarte? ¡Pues
alguien como yo!
-A
que me aguantas…
-Ay,
que tonta eres. Te aguanto porque quiero, y porque tú me aguantas cuando nadie
lo hace. Te aguanto porque eres importante para mí, y porque me gusta que te
pongas tristona y te hagas más pequeñita de lo que eres para abrazarte. Te
aguanto porque sí, y punto.
-¡Eso
no es una razón!-Dije mientras salíamos del restaurante-El porqué sí, no vale.
-Pues
porque lo digo yo.-Me sacó la lengua, y me besó la mejilla-Anda boba. Sabes el
porqué, y punto. Yo te escribí en una libreta, me acuerdo perfectamente, que yo
iba a estar en lo bueno y en lo malo. Y que confiaras en mí como si fuese tu
propia sombra, ¿recuerdas? Pues ya está. La hago con mucho gusto, todo lo que
hago. Y más si lo hago por ti.-Sonreí.
-Eres
tonta.
-Mucho
y lo sabes.
-Pero
eres mi tonta, ¿sí?
-¿Siempre,
Manolita?-Me dijo sonriente.
-Siempre.
Iván
decidió marcharse a dormir a casa de Mario. Amanda y yo nos quedamos solas en
su casa, y como de costumbre, comenzamos a oír ruidos y a ver cosas que no
estaban, pero parecían estar. Amanda llevaba una lámpara sin encender, y yo una
linterna por si era un fantasma o algo parecido. Las dos, a las dos y media de
la madrugada que eran, nos dimos por vencidas y picamos a la puerta de Mario.
No pensábamos dormir sabiendo que ahí había algo que no era muy normal.
Mario
nos dejó su cama para que durmiéramos juntas como siempre. Ellos, no sé si
decirlo, más caballerosos, estuvieron hasta tarde jugando a que sabe que cosas,
y acabaron rendidos en el sofá. A la mañana siguiente, me desperté por cierto
olor a café que no era muy normal, y agarré un muñeco de la cama del vecino de
Mandy por si era un ladrón. Caminé, no demasiado deprisa por si me oía, y me
paré al ver quién era.
-Son
las diez de la mañana.
-Las
nueve en Canarias.
-No
seas gilipollas, que lo sé. ¿Quién eres tú, y dónde está mi amigo?
-Me
lo he comido.-Rió irónico.
-Iván,
te sueles levantar a las dos del mediodía. ¿Y ese cambio repentino?
-No
he podido dormir sabiendo que Amanda estaba en la otra habitación.
-¿Por
qué? ¿No era sólo sexo para ti? Bueno, que me parece feísimo, pero ¿no crees
que te estás contradiciendo?
-Es
que yo ya no sé que siento por ella.-Se sentó en el sofá con el café.
-¿A
qué te refieres?-Dije acoplandome a su lado.
-A
que tengo miedo a enamorarme.
***
Sé que el capítulo no me tocaba a mí, pero Adriana no ha podido por una serie de cosas. Mientras ella no pueda, seguiré escribiendo yo para no dejar de lado este blog. Sé que os gusta más como escribe mi Manolita, pero lo siento muchísimo, me vais a leer a mí xd Espero que os haya gustado, y que leáis el próximo capítulo, que yo espero que sea el de ella :)
Mil besitos <3
Que genial! esta muy chula reina=) me encanta me encanta!
ResponderEliminarGracias por subir :) En cuanto termine de estudiar naturales me pongo a escribir el siguiente. Gracias de verdad :)
ResponderEliminarAwwwwww pobre Iván! Me encantaaaaaaa :D Publicad pronto! Un besazo guapisimas :)
ResponderEliminarhermosooo! guapa, te sigooo :)
ResponderEliminar